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La leishmaniasis canina es una enfermedad infecciosa causada por el parásito Leishmania.
La miltefosina (hexadecilfosfocolina) fue desarrollada en el instituto Max Planck para el tratamiento del cáncer de mama. Se trata de un fosfolípido, que es activo tanto vía tópica como oral, con propiedades antineoplásicas, inmunomoduladoras, antivirales y antiprotozoarias, y que fue el primer medicamento administrado vía oral contra la leishmaniosis visceral.
La leishmaniosis canina (o leishmaniasis) está causada por un protozoo parásito, se propaga gracias a la picadura del mosquito de la especie Phlebotomus. En este caso, la miltefosina actúa interfiriendo en las vías metabólicas del parásito causante de la enfermedad.
Así pues, esta enfermedad solo puede transmitirse en zonas endémicas del mosquito phlebotomus, que son principalmente los de la cuenca mediterránea, y de forma estacional, ya que el mosquito solo es activo entre los meses de mayo a octubre, y dependiendo directamente del calor o la sequia del año.
Se estima que la población canina afectada en España ronda el 7%, aunque en las zonas de levante, y cercanas al mediterráneo, llega al 35%.
¿Qué razas son más propensas a desarrollar la enfermedad?
Las razas de perros más proclives a desarrollar la enfermedad son el Rottweiler, el pastor alemán y el bóxer, principalmente las razas importadas, ya que las razas autóctonas, raramente desarrollan la enfermedad. La edad también es un factor a tener en cuenta, ya que los perros jóvenes, menores de 3 años, y los mayores de 8, tienen mayor prevalencia de contagio.
Los perros no son el único reservorio, y otras muchas especies son susceptibles de contagiarse de leishmaniasis, entre ellas, los humanos.
Fotografía: James Gathany
¿Cómo saber que mi perro tiene leishmaniosis?
Para detectar si tu perro tiene o no la Leishmania, hay que atender a distintos síntomas, algunos de los más comunes que desarrolla la enfermedad son la pérdida de peso, apatía, fiebre, atrofia muscular, pelo fino sin brillo, la alopecia con o sin descamación, la dermatitis ulcerativa, la dermatitis nodular, la dermatitis pustular, nódulos y ulceraciones en membranas mucosas.
Para diagnosticar la enfermedad, es mejor recurrir al veterinario, ya que deben realizarse análisis serológicos.
El ciclo biológico de la leishmaniasis canina necesita un hospedador infectado (perro) y un mosquito transmisor (el flebótomo) quién queda infectado al picar a un perro con leishmania. Esta se multiplica en el intestino del insecto y pasa de ahí a su boca, desde donde, si pica a otro perro, le transmitirá el parásito. Otras formas menos frecuentes son, por transfusiones sanguíneas o trasmisión sexual. Es importante saber que, una vez que el perro empieza a ser tratado, deja de ser una posible fuente de contagio.
Ciclo vital de L. infantum y vías de transmisión. Imagen tomada de parasitesandvectors.biomedcentral.com
¿Cómo tratamos la enfermedad?
Entre los métodos de prevención más habituales para tratar la leishmaniasis canina está la vacuna elaborada con Proteína Q recombinante de Leishmania infantumMON-1, y tomar hábitos como mantener al animal en casa durante las horas de mayor actividad del mosquito, o procurar no tener lugares donde el mosquito pueda anidar cerca del entorno del animal.
Una vez que el animal está infectado, solo existe el tratamiento médico terapéutico.
Desde Laboratorios Perelló instamos a confiar en un veterinario para el correcto diagnóstico de la enfermedad. Este especialista indicará cuál es la dosis adecuada de MILTEFOSINA para nuestro animal, y preparará la receta que necesitamos para elaborar la medicación.
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